lunes, 19 de diciembre de 2011

EL OTOÑO SE ESCAPA


El otoño se ha hecho hueco en los montes vistiendo hojas verdes y frondosas de miel y caoba, amarilleando las copas de los que decidieron echarse a dormir, a la vez que verdea pastos y prados. Mientras, el invierno se acerca. Despacio… más despacio que nunca. Como si quisiera respetar que el otoño tardío se acomode sobre los bosques ya húmedos y expectantes. El invierno se acerca, pero apenas se sienten sus pasos. Llegará silencioso el día… ese en que el vaho resucita sobre las ventanas del Sur, como dando un golpe seco sobre la mesa. Reclamando lo que esta escrito que ha de suceder. Y una vez más volverán las mañanas heladas, y los esqueléticos árboles. La niebla espesa cubrirá  los campos anegados, dando la señal de inicio a las nieves invernales.

Pero aún resuena el eco de la berrea, lejano, imponente, envuelto en un manto de estrellas; ese murmullo vibrante del volar de los buitres acompañando las águilas. Se siente el traqueteo de las cabras payoyas y el sabroso olor de sus quesos; el sonido imperceptible de un gallipato que se mueve silencioso en la noche. Las primeras finas lluvias ya cayeron sobre los pastos secos, el chapoteo de las ranas y el silbido de los tritones en el agua lo atestiguan, también el olor a tierra mojada… Aún suenan vuestras risas… Y las nuestras.

Gracias por acompañarnos un otoño más. Que el invierno se cierna sobre nuestras cabezas y el frío tonifique nuestras ideas. Próxima estación…

lunes, 12 de diciembre de 2011

Viaja con Hadiqa a Doñana.

El graznido de los flamencos es el sonido del alba en Doñana. Nos despiertan sus voces mitigadas por la distancia, y los bancos de niebla se asientan sobre los campos encharcados. El Sol irradia su energía sobre nuestros cuerpos desorientados y soñolientos, recargándonos para un nuevo día de sorpresas, refractándose sobre millones de gotas minúsculas que ofrecen un sinfín de colores en el horizonte. Mientras, vamos alentando el despertar del grupo. Se oyen pasos… las primeras duchas. Algunas personas se dan los buenos días en la oscura mañana, casi tropezando con los muebles desconocidos de su nuevo hogar. El silencio de la noche va tornando algarabía a medida que los rayos se van alzando… más aún cuando  un buen desayuno revitaliza nuestros cuerpos.

A partir de aquí, todo se vuelve turbio. No sabemos cuando termina un día y comienza el siguiente, ni si llevamos 4 días o dos meses. Nuestro transporte nos lleva a otro mundo… 
“De viaje en todoterreno por playas vírgenes y desiertas, donde los correlimos en la orilla corretean como por impulsos eléctricos al son de las olas del mar”.
“Un viaje evolutivo a través de ecosistemas que se adaptan al devenir de los tiempos, mostrándonos su belleza y diversidad”.
“Atravesando dunas móviles, selvas errantes y bosques ocultos mecidos por el viento foreño, que arranca de las copas de los árboles un silbido que nos transporta de nuevo al mar”.


“Viajamos sobre tablas de surf y piraguas que se deslizan suavemente cortando la serenidad del agua, para después ascender por paredes de piedra inexpugnables encaramado a alguna roca singular o buscando un hueco en alguna cueva que nos devuelva nuevamente a la luz”.


...otro mundo que nos muestra el pasado de nuestra cultura y naturaleza, para poder reflexionar el presente y mirar con perspectiva el futuro. Y volver allá donde empezó todo. Donde se originó el camino de la vida. Volver al mar que nos vio nacer… para sentir, para absorber, para comunicarnos con nuestro entorno y, por que no, para volver a amar.

"Otra vez estamos en casa, una vez más en nuestro hogar. 
Hadiqa en Doñana. Un paraíso frente al mar".